En momentos de incertidumbre económica, el dólar se erige como la opción predilecta entre los para resguardar sus ahorros. Esta preferencia obedece a la continua depreciación del peso, que ha menguado significativamente su valor adquisitivo.
A pesar de la inflación que afecta al dólar en Estados Unidos, este sigue manteniendo su estatus como una sólida “reserva de valor”. En contraposición, los incrementos de precios en un año rivalizan con lo que sucede en apenas un mes en otras economías.
Esta dualidad entre la estabilidad del dólar y la volatilidad del peso argentino plantea un escenario desafiante para los jubilados, quienes ven en la moneda extranjera una oportunidad de resguardar su poder adquisitivo. Sin embargo, se enfrentan a requisitos y limitaciones que condicionan su acceso a esta opción de ahorro.
