El desgarrador testimonio de Cristina Vañecek
Cristina Vañecek, una marplatense como tantas otras, nunca imaginó que su historia personal se convertiría en una trágica pesadilla. El 11 de enero, solicitó una silla de ruedas para su madre, quien se encontraba gravemente enferma. Sin embargo, lo que parecía un trámite sencillo se transformó en un verdadero calvario.
Mes tras mes, Cristina esperó con desesperación la llegada de la silla de ruedas. Cada día sin recibir noticias, cada llamado sin respuesta, profundizaba la angustia y la impotencia que sentía. La silla era vital para brindarle a su madre la comodidad y el cuidado necesarios, pero PAMI parecía haberse olvidado de su existencia.
La lenta agonía de la espera
A finales de marzo, cuando Cristina se acercó a la sucursal de PAMI en busca de respuestas, recibió una respuesta desconcertante. Le informaron que habían cambiado la plataforma de la página web y que eso podría haber generado problemas con los pedidos. Le aconsejaron que si a fin de mes la silla no llegaba, volviera a llamar.
El tiempo pasaba y la silla de ruedas seguía sin aparecer. Cristina hizo nuevos reclamos a finales de abril, pero todo fue en vano. La incertidumbre y la preocupación crecían día a día. Su madre, cuando aún tenía fuerzas, también realizaba llamadas en busca de respuestas. Pero ninguna respuesta llegaba.
La triste partida y el tardío arribo
La vida de la madre de Cristina llegó a su fin el 20 de junio. Veinte días después de su fallecimiento, la silla de ruedas que tanto habían esperado finalmente llegó a su casa. Una silla vacía que ya no podría brindarle la ayuda que tanto necesitaba.
Este momento se convirtió en una dolorosa paradoja para Cristina. El sentimiento de dolor se mezclaba con la certeza de que la silla sería utilizada por otra persona.
Y al recibir al entregador, no pudo evitar sentir lástima por él. Le informó que su madre ya no estaba y se vio reflejada en los ojos del hombre el peso de la vergüenza y la impotencia que también había experimentado.